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abraham lincoln, edward dickinson, fugitivos, john alexander, wilson s creek
Capítulo XIII: De Bull Run A Wilson’s Creek
El desastre de Bull Run, (pues, pese a sus relativamente moderadas bajas, Bull Run fue para la Unión un desastre, sobre todo a causa de la desbandada de tantas unidades), fue un aldabonazo para las Cámaras de la Unión, que continuaban con sus sesiones extraordinarias. Pero inesperadamente, fue un apoyo para Abraham Lincoln, cuya actitud cauta y llena de medidas a largo plazo para la conducción de la guerra, antes a menudo considerada en exceso pesimista, quedó claramente reivindicada. Aunque hubo un conato inicial de terror en Washington, al llenarse la ciudad de fugitivos del campo de batalla, cargados de historias de horror para quien las quisiera escuchar, la actitud serena del Presidente y su Gobierno bloquearon los principios de alarmismo. Y así, la derrota se acabó admitiendo como una desgracia pasajera que se debía sobrellevar, y un acicate para hacer en adelante las cosas con más cuidado.