Etiquetas
bandera confederada, Confederación, Guerra de Secesión, Trent, virginia army
Capítulo XXII: Conclusiones de 1861
Al final de 1861, el Sur estaba casi indecentemente satisfecho de sí mismo. Su nueva nación se había puesto en pie y parecía muy capaz de caminar sola. Si no se había recibido la esperada ayuda franco-británica, el incidente del “Trent” y la llegada de una fuerte escuadra franco-británica-española a aguas mexicanas, prometían serias complicaciones en las relaciones internacionales de Washington. Y sin embargo, la Confederación se mantenía firme sin ayuda externa.
Hasta la fecha, el odiado “yankee” sólo había logrado arrebatarle la Virginia Occidental (West Virginia) y unos pocos espacios puntuales: el entorno de Fort Monroe en la península de Yorktown, las islas Ship, Hatteras, Santa Rosa y la Port Royal Harbour, amén de los archipiélagos de Key West y las Dry Tortugas.
A cambio, los “rebeldes” mantenían aún un pie en los estados no oficialmente sublevados de Missouri y Kentuky, y habían arrebatado buena parte del Territorio de Nuevo México. Además habían vencido en las dos principales batallas del año, Bull Run y Wilson’s Creek, y en combates secundarios tan caracterizados como los de Ball’s Bluff, la matanza más sangrienta, Lexington, el que más prisioneros y beneficio había producido, y Belmont el último de volúmen considerable.